Jerry
Vino tarde en la noche
escarabajos, tierra y carne podrida.
Se quedó quieto durante días, con la cabeza en la pared
sin levantar un dedo roto nunca.
Y semanas arrastrando los pies, comiendo carne
y cerebro de vaca.
Mi madre pensó que era inofensivo
mi hermano no prestó atención.
Ojalá hubiera sabido que no habría un punto medio.
Al final del año, hace cinco minutos
hora de la carne humana.
Me mordió profundamente en el cuello
y aquí estoy yo.
Es inútil hacer duelo
me queda poco tiempo.
¿Por qué regresó?
Rápido, lo tiré al suelo
y ahí está, agitando los brazos.
Boca roja sangre
pupilas más blancas que su piel.
No había luz en sus ojos
pronto no la habrá en los míos.
Sin compasión
sino por él mismo.
Quizás un alma destartalada
pronto seré.
Rodrigo Arruda
Deciembre 2020